"Uno de los obstáculos dentro de las tradiciones no-duales es lo que suele denominarse by-pass espiritual. Se supone que cuando uno encuentre el Espíritu, la Diosa o su Yo superior, todo lo anterior le será dado mágicamente por añadidura, como si en tal caso, el trabajo, las relaciones, la familia, la comunidad, el dinero, la comida y el sexo dejaran de convertirse en un problema. Lo realmente lamentable es que normalmente se tarda de unos 10 a 20 años en descubrir que ese no es precisamente el caso.
Un Sólo Sabor es una consciencia omnipresente (la mente natural y espontánea en su estado actual, de modo que si ahora usted se torna consciente de esto que lee, dispone ya del ciento por ciento de esta consciencia última completamente presente). Pero una vez que una persona vislumbra esta consciencia siempre ya, pueden ocurrir varias cosas desafortunadas. Porque, en un sentido muy profundo esas personas se han visto liberadas de la naturaleza vinculante de los niveles inferiores del cuerpomente. Pero eso no significa que los niveles inferiores hayan dejado de tener sus propias necesidades, por más relativas que estas puedan ser. Usted puede estar en la consciencia de Un Sólo Sabor y tener cáncer, experimentar una crisis matrimonial, perder el trabajo o seguir siendo sencillamente un imbécil. El logro de un estadio más elevado de desarrollo no supone la perdida de los niveles inferiores (los budas siguen teniendo que comer), ni tampoco significa que uno llegue automáticamente a dominarlos (por más iluminado que se halle no resulta nada fácil correr una milla en cuatro minutos). Es más, de hecho suele suceder exactamente lo contrario porque en tal caso, uno suele descuidar - o hasta ignorar - los niveles inferiores creyendo que han dejado de ser necesarios para el bienestar, cuando en realidad, constituyen el vehículo del Espíritu y su medio de expresión. Desdeñar pues esos vehículos es cometer un "espiritucidio" que desatiende letalmente sus manifestaciones más sagradas. Pero las cosas pueden ir todavía peor. Para atravesar la fase oral del desarrollo psicosexual, usted no tiene que convertirse en un gran chef, del mismo modo que para descubrir lo transverbal uno no tiene que convertirse en Shakespeare. Para poder alcanzar un estadio superior no es preciso alcanzar un perfecto dominio de los estadios inferiores, sino tan sólo lograr un determinado grado de competencia. Y ello significa que uno puede alcanzar fases muy elevadas de desarrollo y tener todavía problemas en diversos estados inferiores. Estas suelen ser una de las pesadillas que asolan a las escuelas siempre ya porque, una vez que se logra atisbar claramente Un Sólo Sabor, uno puede perder las motivaciones necesarias para tapar las goteras de su tejado psicológico. Tal vez usted pueda tener una neurosis profunda y dolorosa pero, como ya no se identifica con ella, comienza a descuidarla. Y, aunque haya una cierta verdad en esa actitud, se trata de una flagrante violación del voto del bodhisatva, el voto que le compromete a comunicar Un Sólo Sabor a todos los seres sensibles hasta que todos se hayan liberado. En tal caso usted podría hallarse muy satisfecho sin trabajar una neurosis evidente para todos los demás, quienes nos veríamos obligados a recordarle la necesidad de evitar a toda costa el estado de Un Sólo Sabor. Tal vez usted se halle, por ejemplo, muy feliz en Un Sólo Sabor, pero fracase miserablemente en encontrar el modo de transmitírselo a los demás, porque no haya trabajado adecuadamente los vehículos inferiores a través de los cuales debe comunicar su comprensión. Obviamente resulta muy distinto que su agresividad derive de de la sabiduría airada o de una especie de combate dhármico, que si se origina en una simple neurosis. Un Sólo Sabor lo es todo y, en consecuencia no tiene nada que ver con nada. Es por tanto, con su alma, con su mente, con su cuerpo, con sus palabras, con sus acciones y con sus hechos como deberá transmitir su Estado... y mal podrá hacerlo si aquellos no se encuentran en las mejores condiciones. No se trata pues de que las escuelas sahaja o Un Sólo Sabor estén equivocadas. Son escuelas que se hallan en el estado más elevado imaginable, pero deben ser complementadas con una adecuada comprensión de que el desarrollo auténticamente integral exige también el ejercicio de los niveles y de los estadios inferiores (a través de la psicoterapia, la dieta, el ejercicio, las relaciones, la vitalidad, etc). Sólo así será posible transmitir Un Sólo Sabor a los seres sensibles que permanezcan en los dominios inferiores, ya que los mensajes más sanos se escuchan mucho mejor que los neuróticos." (Ken Wilber, "Diario")
Un Sólo Sabor es una consciencia omnipresente (la mente natural y espontánea en su estado actual, de modo que si ahora usted se torna consciente de esto que lee, dispone ya del ciento por ciento de esta consciencia última completamente presente). Pero una vez que una persona vislumbra esta consciencia siempre ya, pueden ocurrir varias cosas desafortunadas. Porque, en un sentido muy profundo esas personas se han visto liberadas de la naturaleza vinculante de los niveles inferiores del cuerpomente. Pero eso no significa que los niveles inferiores hayan dejado de tener sus propias necesidades, por más relativas que estas puedan ser. Usted puede estar en la consciencia de Un Sólo Sabor y tener cáncer, experimentar una crisis matrimonial, perder el trabajo o seguir siendo sencillamente un imbécil. El logro de un estadio más elevado de desarrollo no supone la perdida de los niveles inferiores (los budas siguen teniendo que comer), ni tampoco significa que uno llegue automáticamente a dominarlos (por más iluminado que se halle no resulta nada fácil correr una milla en cuatro minutos). Es más, de hecho suele suceder exactamente lo contrario porque en tal caso, uno suele descuidar - o hasta ignorar - los niveles inferiores creyendo que han dejado de ser necesarios para el bienestar, cuando en realidad, constituyen el vehículo del Espíritu y su medio de expresión. Desdeñar pues esos vehículos es cometer un "espiritucidio" que desatiende letalmente sus manifestaciones más sagradas. Pero las cosas pueden ir todavía peor. Para atravesar la fase oral del desarrollo psicosexual, usted no tiene que convertirse en un gran chef, del mismo modo que para descubrir lo transverbal uno no tiene que convertirse en Shakespeare. Para poder alcanzar un estadio superior no es preciso alcanzar un perfecto dominio de los estadios inferiores, sino tan sólo lograr un determinado grado de competencia. Y ello significa que uno puede alcanzar fases muy elevadas de desarrollo y tener todavía problemas en diversos estados inferiores. Estas suelen ser una de las pesadillas que asolan a las escuelas siempre ya porque, una vez que se logra atisbar claramente Un Sólo Sabor, uno puede perder las motivaciones necesarias para tapar las goteras de su tejado psicológico. Tal vez usted pueda tener una neurosis profunda y dolorosa pero, como ya no se identifica con ella, comienza a descuidarla. Y, aunque haya una cierta verdad en esa actitud, se trata de una flagrante violación del voto del bodhisatva, el voto que le compromete a comunicar Un Sólo Sabor a todos los seres sensibles hasta que todos se hayan liberado. En tal caso usted podría hallarse muy satisfecho sin trabajar una neurosis evidente para todos los demás, quienes nos veríamos obligados a recordarle la necesidad de evitar a toda costa el estado de Un Sólo Sabor. Tal vez usted se halle, por ejemplo, muy feliz en Un Sólo Sabor, pero fracase miserablemente en encontrar el modo de transmitírselo a los demás, porque no haya trabajado adecuadamente los vehículos inferiores a través de los cuales debe comunicar su comprensión. Obviamente resulta muy distinto que su agresividad derive de de la sabiduría airada o de una especie de combate dhármico, que si se origina en una simple neurosis. Un Sólo Sabor lo es todo y, en consecuencia no tiene nada que ver con nada. Es por tanto, con su alma, con su mente, con su cuerpo, con sus palabras, con sus acciones y con sus hechos como deberá transmitir su Estado... y mal podrá hacerlo si aquellos no se encuentran en las mejores condiciones. No se trata pues de que las escuelas sahaja o Un Sólo Sabor estén equivocadas. Son escuelas que se hallan en el estado más elevado imaginable, pero deben ser complementadas con una adecuada comprensión de que el desarrollo auténticamente integral exige también el ejercicio de los niveles y de los estadios inferiores (a través de la psicoterapia, la dieta, el ejercicio, las relaciones, la vitalidad, etc). Sólo así será posible transmitir Un Sólo Sabor a los seres sensibles que permanezcan en los dominios inferiores, ya que los mensajes más sanos se escuchan mucho mejor que los neuróticos." (Ken Wilber, "Diario")
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